Una de las grandes consecuencias del estado de derecho en México se evidencia después del divorcio o separación, ya que se evidencia que la mayoría de los padres no pagan la pensión alimenticia de sus hijos. Es por esto que la pensión alimenticia es considerado un derecho reciproco y obligatorio a la alimentación, que la mayoría de las personas tienen derecho a recibir y el cual se fija en función de las necesidades de los hijos y de la situación económica de los cónyuges.
Pensión Alimenticia
La pensión alimenticia es un derecho que brinda la ley del estado de México a los hijos, cuando se presentan caso de separación o divorcio entre los padres, por lo que los hijos reciben recursos económicos necesarios para su alimentación, ropa, calzado, medicinas, esparcimiento, educación y útiles escolares.
La pensión debe ser entregada hasta que los hijos cumplan la mayoría de edad, sin embargo el periodo se puede extender hasta los 21 años si los hijos aún están cursando estudios, además la pensión también beneficia a los ex cónyuges que puedan comprobar que durante el matrimonio se dedicaron a las labores del hogar.
Solicitud de la Pensiónmbra.
Reflexión sobre el Evangelio del Día
Jesús siempre enseñaba palabras sabias a sus discípulos y a todo aquel que quería escucharlo. Por eso decía que la luz no es para tenerla escondida debajo de la mesa para que nadie la vea, todo lo contrarió, había que ponerla en lo alto en un candelabro para que todo el mundo pueda admirar su brillo. Así pasa hoy en día, hay que colocar el evangelio en lo alto para que todo el mundo pueda escucharlo y experimentarlo.
También les hablaba de saber medir las palabras y bien sabio que fue porque hasta el sol de hoy nos gusta hablar de más, pero tengamos sumo cuidado porque de la misma manera en que midamos, seremos medidos; así que seamos compasivos para que también nos tengan compasión.
De igual manera pasa cuando nosotros sembramos la palabra en una persona o incluso en nosotros mismos, muchas veces no nos damos cuenta del proceso que se vive, no nos percatamos de todo lo que está pasando dentro de nosotros, hasta que nos damos cuenta que estamos dando frutos y llega la hora de enseñar a otros, o podemos mantenernos firmes ante la tempestad.
Así que no importa incluso que seamos un grano de mostaza muy insignificante al lado de otras semillas más grandes, llegará el momento oportuno para crecer, echar raíces y dar muchos frutos. Si te has sentido algo perdido en tu vida, te invitamos a que busques de Dios, leas la biblia que hay miles de versículos llenos de sabiduría que podrán ayudarte en cualquier etapa que estés pasando, y recuerda que el Señor te ama por sobre toda cosa, él quiere que estés a su lado siempre.
Oración del Día
Yo confieso
Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos
Que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por eso ruego a Jesús, a los ángeles, y al Espíritu Santo,
que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor. Amén.
Salmos 42: 1-11
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche,
Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí;
De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios,
Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta.
¿Por qué te abates, oh alma mía,
¿Y te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.
Dios mío, mi alma está abatida en mí;
Me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán,
Y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.
Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas;
Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.
Pero de día mandará Jehová su misericordia,
Y de noche su cántico estará conmigo,
Y mi oración al Dios de mi vida.
Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí?
¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?
Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan,
Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
¿Por qué te abates, oh alma mía,
¿Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.
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Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche,
Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí;
De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios,
Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta.
¿Por qué te abates, oh alma mía,
¿Y te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.
Dios mío, mi alma está abatida en mí;
Me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán,
Y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.
Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas;
Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.
Pero de día mandará Jehová su misericordia,
Y de noche su cántico estará conmigo,
Y mi oración al Dios de mi vida.
Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí?
¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?
Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan,
Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
¿Por qué te abates, oh alma mía,
¿Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.