Evangelio Según San Marcos 14: 10-25
Judas Iscariote, uno de los doce discípulos, fue a ver a los jefes de los sacerdotes para entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y prometieron darle dinero a Judas, que comenzó a buscar el momento más oportuno de entregar a Jesús.
El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la pascua? Y envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la ciudad, y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle, y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos? Y él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad para nosotros allí.
Fueron sus discípulos y entraron en la ciudad, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua. Y cuando llegó la noche, vino él con los doce. Y cuando se sentaron a la mesa, mientras comían, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar. Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno por uno: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo?
Es uno de los doce, que está mojando el pan en el mismo plato que yo. El Hijo del hombre ha de recorrer el camino que dicen las Escrituras; pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Hubiera sido mejor para él no haber nacido. Mientras comían, Jesús tomó en sus manos el pan y, habiendo pronunciado la bendición, lo partió y se lo dio a ellos, diciendo:
Tomen, esto es mi cuerpo. Luego tomó en sus manos una copa y, habiendo dado gracias a Dios, se la pasó a ellos, y todos bebieron. Les dijo: Esto es mi sangre, con la que se confirma la alianza, sangre que es derramada en favor de muchos. Les aseguro que no volveré a beber del producto de la vid, hasta el día en que beba el vino nuevo en el reino de Dios.
Reflexión sobre el Evangelio del Día
Debe haber sido difícil para Jesús saber que uno de sus discípulos lo traicionaría y aun así sentarse en la misma mesa para comer. Como lo hemos dicho antes ya el Maestro lo sabía todo, y ya Dios le había revelado que Judas lo iba a traicionar.
Pero si nos ponemos a profundizar aún más en este texto, nos damos cuenta que todo era un plan divino, ¿por qué?, porque era necesario que Jesús fuera entregado para que se cumpliese la palabra, él tenía que sufrir, tenía que ser maltratado y crucificado hasta su muerte, de no haber sido por alguien que lo traicionara, nada habría pasado o los gobernantes nunca hubiesen encontrado al maestro por su mérito propio.
Jesús seguía comiendo con Judas, primero; porque lo amaba, era uno de sus discípulos, y segundo; porque sabía que era un plan de Dios para que se cumpliera su propósito en la tierra, claro; no entendemos el porqué tuvo que suceder así tan atroz, pero luego de su muerte Jesús pagó y lavó todos nuestros pecados cumpliendo su misión en la tierra, luego resucitó y se fue al cielo con su Padre. Ahora está esperando que sea el momento indicado para volver a venir a la tierra, pero esta vez para llevarse a sus hijos a la eternidad.
Oración del Día
Acto de esperanza
Señor Dios mío, espero por tu gracia la remisión de todos mis pecados;
y después de esta vida, alcanzar la eterna felicidad, a tu lado y por siempre
porque Tú lo prometiste, ya que eres infinitamente poderoso, fiel, benigno,
lleno de misericordia y en ti no hay mentira alguna. Te amo eternamente,
eres lo más importante en mi vida, te necesito en mi familia,
en mi entorno en mi mente y en todo lo que me rodea.
Quiero vivir y morir en esta esperanza. Amén.
Salmos 13:1-6
¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma,
Con tristezas en mi corazón cada día?
¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío;
Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte;
Para que no diga mi enemigo: Lo vencí.
Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.
Más yo en tu misericordia he confiado;
Mi corazón se alegrará en tu salvación.
Cantaré a Jehová,
Porque me ha hecho bien.