Evangelio del Día 13 de noviembre del 2020

Evangelio Según San Lucas 4: 1-13

Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del río Jordán, y el Espíritu lo llevó al desierto. Allí estuvo cuarenta días, y el diablo lo puso a prueba. No comió nada durante esos días, así que después sintió hambre. El diablo entonces le dijo: Si de veras eres Hijo de Dios, ordena a esta piedra que se convierta en pan.

Jesús le contestó: La Escritura dice: “No solo de pan vivirá el hombre.” Luego el diablo lo levantó y, mostrándole en un momento todos los países del mundo, le dijo: Yo te daré todo este poder y la grandeza de estos países. Porque yo lo he recibido, y se lo daré al que quiera dárselo. Si te arrodillas y me adoras, todo será tuyo.

Jesús le contestó: La Escritura dice: “Adora al Señor tu Dios, y sírvele solo a él.” Después el diablo lo llevó a la ciudad de Jerusalén, lo subió a la parte más alta del templo y le dijo: Si de veras eres Hijo de Dios, tírate abajo desde aquí; porque la Escritura dice: “Dios mandará que sus ángeles te cuiden y te protejan. Te levantarán con sus manos, para que no tropieces con piedra alguna.”

Jesús le contestó: También dice la Escritura: “No pongas a prueba al Señor tu Dios.” Cuando ya el diablo no encontró otra forma de poner a prueba a Jesús, se alejó de él por algún tiempo.

Reflexión sobre el Evangelio del Día

Jesús apartaban normalmente su cuerpo para alabar a su Padre, pero en esa oportunidad quiso hacer un ayuno de 40 días en el desierto, como sabrán esos ayunos se hacen en la actualidad pero con menos días, y su finalidad es sacrificar el deseo de la carne de comer, para que el espíritu prevalezca y tenga una conexión más estrecha con el espíritu de Dios.

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Pero asimismo vino Satanás a tentarle mostrándole cosas grandes e increíbles que serían para Jesús si tan solo se arrodillara ante él, pero el maestro era muy sabio, sabía exactamente que responderle ¿y cómo lo hizo?, a través de la palabra de Dios, su mayor arma era profesar: «escrito está» y como el diablo también se sabe la biblia de memoria tenía que huir de una persona conocedora y llena de Dios.

Así pasa con nosotros hoy en día, siempre que estemos haciendo el bien, satanás va a querer venir a tentarnos de alguna u otra manera, es ahí donde nosotros tenemos que armarnos de valor, gallardía y sobre todo, conocimiento de la palabra para rebatirle sus acusaciones con la palabra de vida. Recuerda que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece, Jesús nos dio toda autoridad para echar fuera todo demonio, y tenemos al Espíritu Santo para guiarnos a toda verdad. Además ya el diablo está vencido el mismo día que el hijo de Dios murió en la cruz, venciendo la muerte.

Seamos entonces como Jesús, no nos desesperemos cuando venga la tentación porque Dios prometió que no tendríamos una prueba difícil que no podamos soportar. ¡ánimo tú puedes con eso y mucho más!

Oración del Día

Gloria a Dios

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,

te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.

Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;

tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;

tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros;

Porque solo tú eres Santo, solo tú Señor, solo tú Altísimo, Jesucristo,

con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre, Amén.

Salmos 39: 1-10

Yo dije: Atenderé a mis caminos,
Para no pecar con mi lengua;
Guardaré mi boca con freno,
En tanto que el impío esté delante de mí.

Enmudecí con silencio, me callé aún respecto de lo bueno;
Y se agravó mi dolor.

Se enardeció mi corazón dentro de mí;
En mi meditación se encendió fuego,
Y así proferí con mi lengua:

Hazme saber, Jehová, mi fin,
Y cuánta sea la medida de mis días;
Sepa yo cuán frágil soy.

He aquí, diste a mis días término corto,
Y mi edad es como nada delante de ti;
Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Selah

Ciertamente como una sombra es el hombre;
Ciertamente en vano se afana;
Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá.

Y ahora, Señor, ¿qué esperaré?
Mi esperanza está en ti.

Líbrame de todas mis transgresiones;
No me pongas por escarnio del insensato.

Enmudecí, no abrí mi boca,
Porque tú lo hiciste.

Quita de sobre mí tu plaga;
Estoy consumido bajo los golpes de tu mano.

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