Evangelio según San Marcos 2, 18-22.
Y los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunaban; y vinieron, y le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar.
Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces en aquellos días ayunarán. Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura.
Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.
Reflexión sobre el Evangelio del Día
En este Evangelio Jesús quiso referirse a los discípulos de juan y a las multitudes que mientras él estuviera en la tierra, su llamado sería el de buscar el beneficio de los ciudadanos, haciendo milagros, sanando enfermos, resucitando muertos, entre muchas cosas más, es por eso que no se enfocaban en ayunar porque ya la palabra había sido dada por su Padre, más cuando Jesús ya no estuviese entre ellos y subiese al cielo, ahí si tendrían la necesidad de ayunar para conectarse a través del espíritu con Jesús y seguir el sendero que venía trazando.
Los escribas y fariseos nunca creyeron en Jesús porque ellos esperaban un mesías con espada que iba a acabar con el imperio romano e iban a poder ser libres de una vez por todas, pero nuestro Señor vino con otros planes, vino con el objetivo de morir por el perdón de nuestros pecados y vencer a la muerte.
Entre las palabras que predicaba Cristo estaban: el amor, la igualdad, el perdón, la ayuda, la misericordia y eso era algo de lo que no estaban acostumbrados las personas de esa época, ellos esperaban una guerra,
Por eso criticaron a Jesús, lo plasmaron como un fanático más y lo maltrataron hasta el punto de crucificarlo, sin embargo nuestro Dios nunca se dejó influenciar y logró su objetivo y hoy por hoy está sentado a la diestra del Padre todo poderoso en el cielo.
En este día queremos invitarte a que busques a Dios de todo corazón, no solamente cuando estás pasando por un mal momento, sino cuando estás en tu auge emocional. Dios es lo mejor que le puede pasar a la humanidad.
Oración del Día
Magníficat
Mi alma proclama la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador; porque ha mirado la humillación de su siervo.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí.
Su nombre es santo, y Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.
A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia al menesteroso, cuida a tu siervo, recuérdame y lléname de tu misericordia, como lo habías prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Escóndeme de mis angustiadores, líbrame de todo mal y peligro.
Encomiendo a ti mis caminos, guíame por sendas de rectitud, ayúdame a dar de gracia lo que tu mi Dios me has dado.
No me dejes caer en tentación, cúbreme con tu sangre preciosa, y tu manto sagrado.
“Gloria al Padre y al hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos, Amén”.
Salmos 3: 1-8
Oh Jehová, ¡cuánto se han multiplicado mis adversarios!
Muchos son los que se levantan contra mí.
Muchos son los que dicen de mí:
No hay para él salvación en Dios. Selah
Más tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí;
Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
Con mi voz clamé a Jehová,
Y él me respondió desde su monte santo. Selah
Yo me acosté y dormí,
Y desperté, porque Jehová me sustentaba.
No temeré a diez millares de gente,
Que pusieren sitio contra mí.
Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío;
Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla;
Los dientes de los perversos quebrantaste.
La salvación es de Jehová;
Sobre tu pueblo sea tu bendición. Selah