Evangelio del Día 04 de agosto del 2020

Evangelio según San Marcos 5,21-43.

Pasando otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió alrededor de él una gran multitud; y él estaba junto al mar. Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies, y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá.

Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban. Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y enseguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.

Y vino a casa del principal de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho. Y entrando, les dijo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, si no duerme. Y se burlaban de él. Más él, echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate. Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente.

Reflexión sobre el Evangelio del Día

Volvemos a tocar el tema de la fe que ha sido galardonada desde tiempos inmemorables, mientras Jesús pasaba por la ciudad realizaba diversos milagros que agradaban a las multitudes, él les hablaba y enseñaba a sus seguidores a través de parábolas de la vida cotidiana para que entendieran con mayor facilidad, al transitar, muchos eran los individuos que se le acercaban asombrados buscando una revelación, un milagro o simplemente una palabra de aliento.

En esta oportunidad se le acercó un hombre pidiéndole misericordia por su hija que había muerto, Cristo le dijo, tranquilo, tu hija solo duerme, fue a donde la niña y con el simple hecho de tocar su mano, resucito.

Muchos se burlaban y otros Glorificaban a Dios por los prodigios que Jesucristo hacía, pero mientras se suscitaba toda esta hazaña, una mujer que sufría de flujo de sangre hace más de 12 años tuvo el sentir de tocar el manto de Jesús y al hacerlo sin que él se diera cuenta salió poder y la mujer fue sana, es muy importante reconocer y recordar estas historias para entender que por la fe podemos lograr muchas cosas.

Hoy Dios te dice que debes dejar tu pasado atrás y buscarlo de todo corazón, aceptarlo como tu único y suficiente salvador, él perdonara tus pecados. Arroja tus cargas sobre él y te aliviarás mucho para poder transitar este camino hasta que Jesús venga por segunda vez, ¡anímate! Dios tiene preparado para ti cosas maravillosas que ojos no han visto, ni oídos han escuchado.

Oración del Día

Ven Espíritu Creador

Ven Espíritu Santo Creador visita nuestras almas y llena con la gracia divina los corazones que tú creaste.

Eres el Paráclito, el Don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, amor y espiritual unción.

Autor de los dones espirituales, dedo de la diestra paterna.

Fiel promesa del Padre que enriquece nuestra palabra.

Ilumina los sentidos, infunde amor en los corazones y conforta sin cesar nuestra fragilidad.

Ahuyenta al enemigo, danos pronto la paz, y contigo como guía evitemos todo mal.

Por ti conozcamos al Padre y también al Hijo y confiemos siempre en Ti.

Te amamos porque eres nuestro Dios todopoderoso.

Danos hoy el pan nuestro de cada día.

Muchas veces estamos turbados, angustiados, más tú nos darás la victoria.

Aunque se levanten enemigos contra mí, todos caerán más a mí no llegaran porque tu mi Dios eres misericordioso.

Te amamos, adoramos, exaltamos y bendecimos por los siglos de los siglos.

Gloria a Dios Padre y al Hijo que resucitó y al Espíritu Paráclito, por todos los siglos. Amén

Salmos 34: 1-14

El Dios de mi misericordia irá delante de mí;
Dios hará que vea en mis enemigos mi deseo.

No los mates, para que mi pueblo no olvide;
Dispérsalos con tu poder, y abátelos,
Oh Jehová, escudo nuestro.

Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios,
Sean ellos presos en su soberbia,
Y por la maldición y mentira que profieren.

Acábalos con furor, acábalos, para que no sean;
Y sépase que Dios gobierna en Jacob
Hasta los fines de la tierra. Selah

Vuelvan, pues, a la tarde, y ladren como perros,
Y rodeen la ciudad.

Anden ellos errantes para hallar qué comer;
Y si no se sacian, pasen la noche quejándose.

Pero yo cantaré de tu poder,
Y alabaré de mañana tu misericordia;
Porque has sido mi amparo
Y refugio en el día de mi angustia.

Fortaleza mía, a ti cantaré;
Porque eres, oh Dios, mi refugio, el Dios de mi misericordia.

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