Evangelio del Día 03 de noviembre del 2020

Evangelio Según San Juan 4: 01-15

Los fariseos se enteraron de que Jesús hacía más discípulos y bautizaba más que Juan (aunque en realidad no era Jesús el que bautizaba, sino sus discípulos). Cuando Jesús lo supo, salió de Judea para volver a Galilea. En su viaje, tenía que pasar por la región de Samaria. De modo que llegó a un pueblo de Samaria que se llamaba Sicar, cerca del terreno que Jacob había dado en herencia a su hijo José.

Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. Los discípulos habían ido al pueblo a comprar algo de comer. En eso, una mujer de Samaria llegó al pozo a sacar agua, y Jesús le dijo:

Dame un poco de agua. Pero como los judíos no tienen trato con los samaritanos, la mujer le respondió: ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides agua a mí, que soy samaritana? Jesús le contestó: Si supieras lo que Dios da y quién es el que te está pidiendo agua, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva.

La mujer le dijo: Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo: ¿de dónde vas a darme agua viva? Nuestro antepasado Jacob nos dejó este pozo, del que él mismo bebía y del que bebían también sus hijos y sus animales. ¿Acaso eres tú más que él? Jesús le contestó:

Todos los que beben de esta agua, volverán a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, nunca volverá a tener sed. Porque el agua que yo le daré se convertirá en él en manantial de agua que brotará dándole vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame de esa agua, para que no vuelva yo a tener sed ni tenga que venir aquí a sacar agua.

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Reflexión sobre el Evangelio del Día

Es impresionante leer que cuando Jesús vino a la tierra no escatimó hablar con distintas nacionalidades, razas o género, sino que les demostró amor, compasión y los unificó como si fueran de su misma nacionalidad, esto lo podemos entender cuando se encontró con la mujer en el pozo de Samaria. Los judíos y samaritanos siempre se han odiado entre sí por diversas irregularidades que pasaron en el antiguo testamento.

Ciertamente los Samaritanos son una mezcla entre israelitas y sirios, son considerados por los judíos como inmundos por el hecho de que no tomaban como ley todo el libro del Pentateuco (que son los 5 primeros libros de a biblia), sino que decían que Jacob había sido samaritano y tenían otros tipos de Leyes.

Aun sabiendo todo eso, Jesús se le acercó a esta mujer con intenciones de amor, para enseñarle, y hablarle del reino de los cielos; la mujer lo recibió de la mejor manera, de hecho fue a llamar a sus familiares y amigos para que conocieran al mesías que había llegado a redimir a la humanidad.

Dios no hace excepción de personas, él nos ama a todos por igual, cada uno de nosotros somos importantes para Dios y tenemos las mismas oportunidades cada día, lo único que él nos pide es que seamos obedientes, que lo adoremos con todo nuestro corazón y que nos arrepintamos de nuestros malos caminos.

Oración del Día

Acto de esperanza

Señor Dios mío, espero por tu gracia la remisión de todos mis pecados;

y después de esta vida, alcanzar la eterna felicidad, a tu lado y por siempre

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porque Tú lo prometiste, ya que eres infinitamente poderoso, fiel, benigno,

lleno de misericordia y en ti no hay mentira alguna. Te amo eternamente,

eres lo más importante en mi vida, te necesito en mi familia,

en mi entorno en mi mente y en todo lo que me rodea.

Quiero vivir y morir en esta esperanza. Amén.

Salmos 29: 1-11

Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos,
Dad a Jehová la gloria y el poder.

Dad a Jehová la gloria debida a su nombre;
Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.

Voz de Jehová sobre las aguas;
Truena el Dios de gloria,
Jehová sobre las muchas aguas.

Voz de Jehová con potencia;
Voz de Jehová con gloria.

Voz de Jehová que quebranta los cedros;
Quebrantó Jehová los cedros del Líbano.

Los hizo saltar como becerros;
Al Líbano y al Sirión como hijos de búfalos.

Voz de Jehová que derrama llamas de fuego;

Voz de Jehová que hace temblar el desierto;
Hace temblar Jehová el desierto de Cades.

Voz de Jehová que desgaja las encinas,
Y desnuda los bosques;
En su templo todo proclama su gloria.

Jehová preside en el diluvio,
Y se sienta Jehová como rey para siempre.

Jehová dará poder a su pueblo;
Jehová bendecirá a su pueblo con paz.

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